!LOS NUEVOS SANTOS CATÒLICOS!
Por
Rita Mendoza
En una magna e histórica ceremonia, el
papa Francisco presidió la misa de canonización de los
papas Juan XXIII y
Juan Pablo II; el papa emérito Benedicto XVI, fue uno de los invitados a la solemne ceremonia.
El
Sumo Pontífice, proclamó la santificación de Juan XXIII y Juan Pablo II y pidió, a la multitud que se congregada en la Plaza de San Pedro, que ambos pontífices
sean inscritos en los libros de los santos de la Iglesia, a lo que los
peregrinos respondieron con un gran aplauso.
El prefecto de la Congregación para la Causa
de los Santos, el cardenal Ángelo Amato, presentó a Francisco "las tres
peticiones" de canonización para ambos papas, primero con "gran
fuerza", después con "mayor fuerza" y, por último, con "grandísima fuerza".
"En
honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el
incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro
Señor Jesucristo y de los santos apóstoles
Pedro y Pablo; después de haber reflexionado
largamente e invocado la ayuda divina y escuchando el parecer de muchos de
nuestros hermanos obispos, declaramos santos a
Juan XXIII y a Juan Pablo II".
A la misa de canonización
asistieron miles de personas entre ellas, jefes de
estados, dignatarios y reyes de todo el mundo. Algunos de ellos no pudieron resistirse a los selfies con el papa Francisco.
Los
Milagros de los Papas Santos
El primer
milagro de Juan Pablo II, se realizó en
la persona de la monja francesa Marie Simon Pierre, que se curó de la
enfermedad de Parkinson que padecía, sin
que los médicos
pudieran comprender cómo. La monja trabajaba en una clínica de maternidad de
Paris.
Simon Pierre, señala el 2 de junio como el
día clave. El parkinson la había dejado tan deteriorada que no podía más. La
monja se vio obligada a pedir a su superiora que le permitiera dejar de
trabajar. No podía mantenerse en pie. Su superiora le dijo que Juan Pablo II
todavía no había dicho la última palabra y le pidió que escribiera el nombre
del papa en un papel.
No se podía leer, era totalmente ilegible. Pero, a pesar de su deteriorada salud, esa misma noche despertó, entre una
gran sensación de paz con
ganas de volver a escribir, "cuando
iba a la capilla a rezar me di cuenta de que mi brazo se movía y no permanecía inmóvil junto al
cuerpo, que se estaba balanceando. Durante la misa supe con certeza
que había sido curada". Su
neurólogo constató que los síntomas habían desaparecido inexplicablemente.
El segundo milagro del ¨papa viajero¨ Juan Pablo II, tuvo lugar en
Costa Rica en 2011, cuando un aneurisma llevó al hospital a Floribeth Mora. Días después, el coágulo del cerebro se
disolvió sin tratamiento alguno. El médico a cargo no se explica cómo ocurrió. "Por qué desapareció, pues yo nunca le he encontrado una explicación". Para su
familia la recuperación fue fruto de las plegarias que
le dedicaron a Juan Pablo II.
"Yo soy el testimonio
de que hay un Dios grande", dijo la mujer
tras conocerse que el Vaticano reconocía la intercesión de Juan Pablo II en su
milagrosa curación. "Después de
escuchar la voz que me decía ¡levántate, no tengas miedo! ¨ No quería contarlo,
porque pensaba que me iban a tratar de
loca", relataba la Floribeth , quien asegura que siempre ha
admirado a Juan Pablo II.
Juan XXIII, con un milagro reconocido por el Vaticano, es convertido en
Santo. En 1966 Caterina Capitani, una religiosa que padecía
una enfermedad estomacal incurable,
perforación gástrica hemorrágica con fistulación externa y peritonitis aguda;
fue curada el 22 de mayo de ese mismo año, cuando las hermanas de la Capitani, le colocaron una
imagen del Papa en el estómago. A los pocos minutos, la monja, a la que ya
habían dado la extremaunción, se recuperó y pidió de comer.
Capitani, aseguró que el propio Juan XXIII
se sentó al pie de su cama de enferma, diciéndole que su plegaria había sido
escuchada. Tras su recuperación, los médicos
de Nápoles que la atendían decidieron practicarle
una radiografía. La prueba constató la desaparición completa de la
enfermedad. No le quedaban señales de las cicatrices causadas por la fístula.
Para ser Santo, se necesita de dos milagros,
el primero es
requerido para que esa persona sea reconocida como beata y el segundo debe de realizarse luego de la beatificación
para que sea canonizado o santificado.
En el caso de Juan XXIII, ¨el papa bueno¨, se tomó
en cuenta su lucha revolucionaria de acercar la iglesia Católica con el mundo.
A solo dos meses de su
pontificado instó a todos los obispos del mundo a promover la adaptación de la
iglesia a los nuevos tiempos y a decidir la formar de transmitir el mensaje de
Dios, a travès del concilio celebrado el 11 de octubre de 1962.











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